lunes, 18 de octubre de 2010

El alcalde. Parte 2.

De repente el camionero le apunto en la sien con una pistola y le obligo a bajar del vehiculo.
-Ahora, chico, estoy vigilado - le dijo entre balbuceos. -Que tengas un buen día -concluyo.
El joven, con una costilla rota, avanzaba por las transitadas calles de un bulevar con la mano en el costado buscando de este modo aliviar el fuerte dolor. Se levanto la camiseta para autodiagnosticarse y vio como una enorme mancha negra se extendía por todo su torso, no era mortal pero tendria que gastar cuidado. No obstante, no se preocupo. Caminaba buscando tiempo para que sus pensamientos, ahora totalmente descolocados, pudiesen reestructurarse. Aun con el aspecto tan lastimero que pedía ayuda urgente nadie le socorría. Avanzaba hacia ninguna dirección con tanta ofuscación como lo haría un vampiro en nuestros días, nadie cree que existan los vampiros, nadie cree que exista ya este visionario. Ahora, era libre. No era nadie.
Sus pasos, dio la casualidad, que le llevaron al parlamento de la capital. Era un monumento de gran Majestuosidad. Tanta como el régimen político al que representaba y del cual la sociedad del Siglo XXI se sentía tan orgullosa. Dos capiteles escoltaban a la gran puerta principal y, a su vez, soportaban el peso de un gran letrero: “ Fundada bajo los principios del pueblo y la nación”. Este mensaje llamo la atención del protagonista que debido al fuerte esfuerzo que estaba realizando para encontrar una respuesta a su nueva situación, ya sea por casualidad, por alineación de los astros, o por alguna conexión neuronal rebelde, leyó: Fúndala bajo los principios del pueblo y la nación. Para colmo, el ateo revolucionario, vio en estas palabras un origen divino y paso a desarrollar una fuerte Fe católica. Tantos años empapado en una cultura religiosa se vio, por fin, recompensada. VIVA LA IGLESIA.

Sus ojos, antes vacíos por la soledad en la que se encontraban, fueron rellenándose de una esperanza que le otorgo un fuerte brillo. Estos nuevos ojos, visualizaron el primer objetivo de esta divina misión. Pues, este joven, nunca había comulgado, ni mucho menos se había confesado. Para emprender el sacro objetivo de levantar una nación, un pueblo, debía de ser, ante todo, bendecido. De este modo, se dirigió la iglesia mas cercana y una vez en la taquilla pidió la oferta de comulgar+confesión que incluia además un regalo sorpresa. De este modo, ingreso en el interior de la iglesia. Le llamo la atención el olor y la temperatura. Mirando, en todas las direcciones posibles observaba las pocas imágenes que esta iglesia tenia. De repente, un ruido hizo aterrizar su conciencia.

- El 23 – dijo un jovenzuelo que por sus vestimentas juraría a determinar que era un monaguillo.
Miro su papel. Era el suyo. Lo levanto, enseñándoselo al chico, y miro con orgullo hacia las pocas personas que esperaban su turno. Avanzo hacia una esquina protegida por una cortina negra y la atravesó. Allí se encontraba el cura en una habitación rodeada de cruces y un pequeño póster que decía: DIOS MOLA. Asombrado por tal estética “molona” emprendió los rituales.

Primero tuvo que confesarse. Fue algo bastante duro para este joven católico a transformar. Le confeso al cura todos sus crímenes de pensamiento. Todos los pensamientos anarquistas que había tenido y como se había organizado para derrocar al gobierno. Incluso, le confeso, que utilizaba en invierno imágenes religiosas como carburante para la chimenea. El cura no parecía alarmarse, cosas peores habría escuchado. Finalmente, concluyo con sus actos promiscuos con mujeres de todas las edades. Tras un bostezo, el cura le absolvió de sus pecados. Después de la confesión vino la comunión. Que no vino acompañada de ningún sermón por lo que esta fue rápida. Nuestro joven, ingirió el cuerpo y la sangre de cristo y de este modo ingreso de una forma sólida en la estructura de la iglesia. Al terminar, el cura copio el cestillo de las propinas y lo meneo, simulando de este modo que tocaba una pandereta. No obstante, no hubo propina.

Al salir otra vez a la gran plaza donde se encontraba en medio el parlamento y la iglesia en uno de los bordes. Se dio cuenta del regalo sorpresa. Lo abrió. Era un crucifijo. Poco discreto por su gran tamaño y su cordón de oro. Pero aun así, ya era católico y orgulloso, por lo que se lo equipo.

Ahora que ya era católico, podía emprender su viaje hacia la fundación de esa ciudad o nación o lo que fuese (aun era un proyecto, nadie sabia en el monstruo que desembocaría). Lo siguiente que hizo fue encontrar una parcela.

Esta tarea fue relativamente fácil. Dado el pobre estado económico del católico no podía costearse una parcela de lujo ni bien situada. Por lo tanto, busco ofertas en el periódico. Una le llamo la atención. Ocupaba toda una página. Una gran foto de una calavera india (recuerden que nuestra aldea posee un cementerio indio) miraba fijamente a nuestro protagonista. El articulo narraba todos los acontecimientos siniestros que habían ocurrido en esa zona y como todos los intentos de asentar allí habían acabado con miembros cercenados. Para terminar el articulo decía:

“¿puede alguien pasar un fin de semana en este lugar? Si usted se ve capacitado, o mejor dicho si sus brazos están lo suficientemente bien fijados para ningún espiritu se los arranque, puede intentarlo. Si supera esas dos noches. Se le entregara la parcela de 2.500.000 metros cuadrados. “ ( si, si, es típico. ¿pero que de este relato no lo es?)

De este modo, nuestro querido alcalde. Se vio involucrado en la creación de la aldea. Que, no obstante, será contado mas adelante.

sábado, 16 de octubre de 2010

La condena siempre sera eterna

Créanme cuando cuento que todo esto se creo por la soledad individual de nuestra existencia. Nosotros eramos individuos parodiados por la sociedad. Personas cuyas desgracias acumuladas eran retransmitidas a modo de tragicomedia en las grandes pantallas. Pero no, no eramos deformes o retrasados mentales, eramos personas perfectamente formadas. Unicamente la inocencia de unas acciones nos convertía en el señuelo perfecto de la tragicomedia.

Créanme cuando digo, que en menos de dos años de haber creado esa palabra con la cual nos designaban, nos convertimos en una estructura perfectamente organizada. Nos habían creado una identidad y nosotros solos nos juntamos.Nuestro peso en la sociedad seguía siendo el mismo. Ser meros inspiradores de desgracias con las que amenizar el día a las familias. Pero nosotros nos sentíamos mas aliviados. El mundo poco a poco dejo de ejercer su fetichismo sobre nosotros y poco poco ganamos dignidad.

Créanme que en los años venideros todo se convirtió en caos. Jamas pensé que la tragedia parodiada por la creación artística y de ficción basada en nosotros podía transformarse en nuestra realidad. Tantas horas realidad difuminada y tantas horas de convivencia provocaron que acabásemos representando nuestras propias tragicomedias. El publico se desternillaba y lo acosos aumentaban.

Créanme que el caos perduro. Perduro y se torno en paranoia y obsesión. La estructura que habíamos creado se esfumo. Nos separamos. Sin embargo, ahora no nos sentíamos ni solos ni acosados. Simplemente condenados. Huíamos de nuestro propio reflejo. Ante esta realidad, ver a otro condenado (como nos acabaron llamando) nos trastornaba.

Créanme y júrenme que creerán que la muerte asolo a los de mi condición. Pero eramos nosotros mismos los que nos matábamos. Nos matábamos por sentirnos iguales, por haber cultivado tan intensamente una identidad colectiva. Nuestros actos se reflejaban en todos aquellos. Y esa perturbación acababa con todos nosotros. Seguíamos el mismo patrón. Primero descartábamos que nuestro objetivo era un mero yonki o una simple prostituta travesti. Luego en plenos suburbios le eliminábamos brutalmente. Buscábamos así, no tener identidad.

Y hasta aquí llega la historia. Apaguen ese flexo y mátenme. Todos están muertos. Yo mate a muchos. Y muchos se mataron entre ellos. Estábamos condenados a morir. Eramos solo carnaza para esta sociedad. No teníamos ningún valor sentimental ni artísticos. Al final, la parodia se volvió trágica y la tragedia la volvisteis comedia. Uno totalmente desorientado solo buscaba morir. Y morir significaba matar a tu identidad. Matar a tu grupo. Acaben ya conmigo y creen otra bonita parodia. Parodien para sentirse mas protegidos de nuestra maldición. Pero créanme, la condena seguirá creciendo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

El pensador parte 1

Esta es la historia de un niño corriente. Un niño con miedos que representan a la gran mayoria de las personas. Era, no obstante, un niño algo callado pero no tenia ningun problema para relacionarse. Simplemente no profundizaba en las conversaciones y se sometia a los temas que le exponian. Solo alguien con gran agresividad verbal conseguia hablar con el y sacarle algo a su corazon de niño corriente.

Como todo niño, este jugueteaba con sus cosas y sus mundos. Dado que es un niño tomaremos que es un mundo agresivo y liderado por la violencia de las armas del oeste. A menudo, estos delirios infantiles que todos hemos tenido bloqueaban la percepcion del muchacho y loa difuminaba. Esto solia ocurrir cuando su madre le llamaba e interrumpia sus aventuras. El niño veia como la realidad se desvanecia como lo que el imaginaba era nada mas que eso, solo su imaginacion.

El niño de precoces pensamientos veia que su imaginacion estaba hueca. Podia imaginarse todo lo que quisiese y el sabia que no existia que solo era una placebo mental para ser feliz. Pero un niño no distingue que es real y que no.

A menudo que llegaban las tardes al parque , las aventuras se sucedian. Estas siguieron igual que antes pero la mente inquieta de este individuo llevo a la experimentacion. Dado que todo lo que imaginaba carecia de esencia ¿podria atravesar con sus manos dichos objetos y demostrar que no son reales?

El problema de estas investigaciones (ademas del pobre presupuesto) era que no solo vio que su imaginacion carecia de esencia, sino que tambien la realidad carecia de la misma. Probo a deshacer sus enemigos imaginarios, los indios de america, y segun los tocaba desaparecian. Tambien lo corroboro con la arena, tan fina que se le escapaba de sus manos, con las piedras de barro que una vez lanzadas estallaban en mil pedazos, con las ojas que una vez llegaba el otoño se camuflaban con la tierra y nunca mas se volvia a saber de ellas. Pero como siempre, el hecho de acertar en un planteamiento hizo que se cegase, como sabemos, las personas prefieren escuchar sus aciertos, por muy tristes que sean, antes que a los fracasos.

De este modo, el niño se envalentono con sus afirmaciones. Ahora que estaba seguro solo quedaba comunicar sus conclusiones a otros seres. Intento hablar con sus compañeros de parque pero eran demasiado pequeños e inocentes como para plantearse la falta de esencia de la realidad. Por suerte, la simpleza de estos niños no condeno a nuestro pequeño filosofo a una terapia de electroshock.

Una vez fracasada la propaganda sobre estos muchachos. Llego la hora de acercarse a los adultos. Estos, tan envueltos en la burocracia de la sociedad, no escucharon las divagaciones de nuestro protagonista. Simplemente le ordenaban que hiciese cosas de niños.

La ira se desato. Necesitaba una certeza mas fuerte. Algo que llamase la atencion tanto de los niños como de los adultos. Solo buscaba saciar la soledad del pensamiento. Hasta entonces solo habia podido demostrar la falta de esencia de las cosas en sustancias inorganicas que no eran relevantes (arena, barro, hojas, agua, etc). Y todas las demostraciones en disgregar la materia confundiendo el concepto de esencia con el de sustancia.

Asi fue como una tarde, en su querido parque, este niño aparecio con un gato desmayado ( o muerto, vosotros elegis). Se subio al columpio mas alto con el animal. Nadie desvio la atencion. Fue entonces cuando, tras un grito, el niño decidio clavar las uñas al gato. Poco a poco, mientras la sangre empezaba a manar, los dedos se fueron hundiendo en el animal que no daba señales de vida. Ahora si, todo el mundo estaba atento de nuestro niño corriente. Miraban aterrorizados y paralizados, como quien lee la entrada escrita de madrugada en un blog de una red social. Finalmente las manos se hundieron por completo. Cuando procedia a explicar su teoria un adulto le golpeo y le bajo del columpio.

Su intento fallo. El niño ahora, sin embargo, habia llamado demasiado la atencion. Los hechos que habia provocado su pensamiento le condenaban a la locura.


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sábado, 10 de abril de 2010

¿El alcalde?

La habitación estaba totalmente colapsada por el silencio solamente interrumpido por el intermitente choque de las agujas de ganchillo. No era esta habitación un habitáculo de cuatro esquinas sino que presentaba multitud de ellas, siete para ser más exactos. Esta condición le otorgaba, además de un aspecto paranoico y surrealista, una dificultad extra a la hora de planificar el mobiliario. Por este motivo, solo existía una mesa en el centro, acompañada de un mantel gris que sobrepasaba la superficie de esta y se desplegaba hacia el suelo. Dentro de la mesa se escondía el brasero. Las paredes estaban forradas por un extraño papel sedoso ocre. Ventanas, ninguna, solo un respiradero por el cual se filtraban varios halos de luz. Rodeando a la mesa se encontraba una persona de edad avanzada, con la piel bastante tersa, pelo perfectamente recogido y unos ojos verdes que al penetrar la poca luz que en la habitación había en ellos reflejaban una conciencia un tanto perturbada por las acciones pasadas. A su derecha (siguiendo la tradición) se encontraba un niño de aspecto angelical, no por nada, pero cualquier niño de una buena familia con unos mofletes rosados es considerado una ángel y en este breve capitulo el autor no iba a ser tan desconsiderado. Este niño que apenas alcanzaría los doce años se encontraba leyendo una pequeña disertación impresa en un folleto antiguo, en la parte inferior derecha se podía leer Mijaíl Alexándrovich Bakunin.

De repente la señora de edad avanzada detuvo su actividad, alertada quizás, por ese sexto sentido que algunas viudas ancianas tienen para preveer grandes cambios ajenos, eso si, siempre a su persona. Al instante unas pisadas de la calle se filtraron por el respiradero quebrando la pasividad del joven lector.

-Alguna vez alguien deberá hacerles casos, no se puede dejar al perro rabioso sin sus placeres elementales. Privados de dinero y tiempo, nadie puede….- declaro el joven anarquista mientras un garrotazo le golpeaba la cabeza.
-¡niño, los perros no necesitan nada mas que huesos! Sentencio la anciana golpeando la mesa con el puño cerrado.
-Los huesos salen de los muertos…-respondió con un tono un tanto débil por el esfuerzo que estaba realizando intentando ocultar las lagrimas. Después se levanto de golpe, tirando su barato folleto al suelo y salio de la habitación. Los pasos de la calle se reprodujeron, ya no era un grupo de personas era una turba. Poco a poco los pasos fueron aumentando su frecuencia e intensidad. La habitación se quedo únicamente con la solitaria anciana, esta miro hacia el respiradero buscando alguna señal, y pudo distinguir alguna que otra silueta de personas. Agachó la cabeza y siguió con su ganchillo.
- Si quieren muerte, muerte tendrán- gritó con una leve sonrisa

La calle se encontraba llena de personas, bueno, mejor dicho de proletarios. Sus ropas grises y marrones desvelaban cuan triste y monótona era su vida. Parecían amontonarse en torno a un edificio. La falta de coordinación a la hora de exigir sus reclamaciones solo provocaba un fantasmagórico ruido. De repente, un perturbador se adelanto y pidió silencio.

-hermanos, las ideas de este niño cambiaran el mundo- proclamo mientras levantaba los brazos en señal de victoria. Seguidamente levanto un cuerpo pequeño. Era el angelical niño que, sin embargo, sonreía diabólicamente.

Pasaron los años y el vello facial (y no tan facial) afectaron a nuestro joven angelito. Su rostro poco a poco se deterioraba, su encanto para predicar radicales posturas revolucionarias se vio mermado. Su brillante futuro como hombre de ideas transgresoras desaparecía Todo esto acompañado por un coctel de hormonas que no hacia más que acrecentar su inestabilidad emocional que poco a poco fue controlando gracias al alcohol. Tenía 17 años y se encontraba en la escala social mas baja de la capital. Sus pulmones ennegrecidos por el polvo de la fábrica pedían libertad. De este modo, las ilusiones que preveían un cambio en la sociedad burguesa se trasladaron a los bucólicos prados de la sierra. Sierra que podía divisar en el horizonte y que se torno en su objetivo.

No obstante, estos años de decadencia esclavizaron a nuestro personaje. La sociedad regida por una estricta moral y agrupada en torno a la iglesia que defendiendo teóricamente al pueblo la sometía por el otro lado tenia que ser eliminada. Estos deseos, acabaron creando otra estructura muy similar como viene siendo costumbre en los polos. El sindicato obrero anarquista. Pues si amigos, ¿Cuántas personas ahí que predicando la libertad, se esclavizan a sus propias palabras y crean una identidad social dentro de sus oyentes, luego, no pueden retractarse? ¿Cuantas veces habrá que recordar que el humano no puede conocerlo todo?

Así se encontraba nuestro personaje. Tenia que abandonar una postura que había adoptado durante tantos años. Debía desmantelar toda aquella perfecta estructura que ensamblaba la seguridad de la prole y alejaba sus miedos. Debía poner un espejo al hombre que desnudo se creía vestido. Con este ideal recurso, nuestro reformado amigo procedió a dar uno de sus espectáculos. Decidió reunir a todos los maestros del anarquismo en la mejor tasca de los suburbios.

La luz roja apuntaba hacia el pequeño escenario del lugar. Un telón medio abierto dejaba ver un espejo en el escenario. El ruido de la tasca era excesivo, sin embargo, las pocas tertulias que se mantenían aun no habían despertado los ánimos a ningún revolucionario. Todo el mundo parecía querer escuchar esas palabras del profeta que tanto le subían la moral, ilusos. De repente, el foco cambio de color rojo a color azul. A su vez una melodía de violín intentaba convertir la entrada en una escena en épica. El telón se abrió con dificulta a trasquilones. El tiempo se detuvo y el silencio se apodero del tugurio.
-Camaradas, como todos sabréis, últimamente hemos conseguido muchas victorias ahí fuera, en la calle. (la gente se animo). Pero no dejo de plantearme hasta que punto nuestros objetivos están dirigidos hacia un mundo mejor. ( la gente empezó a mirarse los unos a los otros esperando encontrar respuesta en los ojos ajenos). Estamos ciegos, eso creo – Concluyo debido a que un gallo (maldita pubertad) había impedido que continuase.
-Como decía, estamos ciegos y quiero demostrároslo. He traído este simple espejo para que veáis como es el mundo. Este se encuentra dividido en dos: la realidad y los espejismos. Lo que yo veo en el espejo y lo que yo soy en realidad. Giro el espejo hacia el público. ¿Alguien me dice que veis?- termino de decir.

Un fornido hombre (me encanta esta palabra, no quiero parecer un mariquita alocado, ni si quiera un mariquita, pero lo siento, me encanta) se levanto tirando la mesa en la cual se encontraba apoyado:
-Yo, querido amigo solo veo como un individuo esta siendo dominado por el miedo y como un camarada esta intentado escabullirse del bien de nuestra causa. Somos camaradas, joder, ¿quieres que todo esto se destruya? Nos devoraran en la soledad de esta jodida y fría ciudad. ¿Qué haremos si no nos reunimos en este lugar y nos alimentamos los unos a otros para no sucumbir? Dijo con un tono bastante agresivo.

Los nervios se dispararon. Alguien arrojo un objeto al espejo, provocando que este quedase eso añicos. Como si de una gacela hambrienta se tratase, todos los anarquistas se convirtieron en fieros leones que buscaban únicamente devorar al pubertoso angelito.
-¿Creéis que así conseguiréis algo? Estáis condenados, no conseguiréis nada- decía entre gritos de desesperación mientras un forzudo (había muchos) golpeaba en la cabeza al predicador. Este callo al suelo. Al instante se vio rodeado por un montón de hombres que solo buscaban terminar con su existencia.

Después de aquel día, aprendió dos cosas, que las costillas rotas nunca consiguen cicatrizarse bien y que no puedes mostrar al pueblo temeroso la relatividad de la realidad. De esta forma el pueblo es igual que la iglesia. Se entrega en función de sus necesidades a un predicador y si este predicador resulta un esquirol se sacia el daño hecho con una buena paliza a lo royo ruso. Y si alguien quiere ver la realidad es porque el quiere, ojala se pudiese inyectar la verdad a las personas. Despertó bajo el respaldo de un montón de basura, parecía que sus antiguos amigos lo habían trasladado a la esquina oscura donde siempre se encuentra el camello en las películas americanas que por otro lado no estaba muy lejos, solamente tenias que salir por la puerta trasera. Gritó. ¿pero quien podría socorrerle en aquella zona? Nadie. Consciente de todo esto decidió esperar a que un basurero le recogiose y separase de la basura.

Por suerte, así ocurrió, era la primera vez en mucho tiempo en el cual conseguía preveer algún acontecimiento. El basurero le recogió con una frialdad increíble, parecía que en su oficio era muy común lo de despegar de la mierda a un disidente. Le ayudo a entrar al camión mientras recitaba una charla que parecía reproducir de memoria. Le indicaba los peligros de la disidencia mientras intercalaba anécdotas de gente que se había encontrado descuartizada en los vertederos.

Continuara…

sábado, 3 de abril de 2010

El origen del origen

Toda esta pintoresca aldea, sin embargo, no es más que un reflejo de un modelo superior. Su originalidad únicamente reside en la forma con la cual sus desvergonzadas siluetas se funden con la tradición ibérica y sobre todo en la manera de camuflar la subvención con dinero publico a prostitutas japonesas.

Para entender mejor el misterioso erotismo del lugar hay que hablar sobre un tema peliagudo para cualquier creyente, pero dado la perdida de valores, se podrá tratar sin ningún pudor. Se trata de la caída de los Ángeles del cielo.

Todo comenzó en una jovial tarde de mayo, aquellas entidades divinas a las que llamamos Ángeles, depositaban su tiempo de ocio (que no era poco) en presumir de sus atributos físicos, mas concretamente el del tamaño de su virilidad, pues si, todos eran fornidos hombres y nadie cuestionaba su heterosexualidad, era el cielo,¿Qué esperáis? ante aquella figura absoluta, que era Dios. Estas tardes, según los historiadores eran tardes muy largas bañadas por los placeres (palabra clave) de sustancias psicotrópicas y no por sexo (quizás causante del problema) pues la existencia únicamente de fornidos hombres vetaba la posibilidad de cualquier desahogo (tan necesario en la vida). Recapitulando, la frustración sexual que provocaba a los Ángeles la falta de mujeres ardientes y la ilegalidad de la masturbación unido al consumo de psicotrópicos desencadeno lo que cualquier españolito hubiese previsto: QUEJAS.

Y así fue como estando en esta jovial tarde de mayo uno de los Ángeles mas viriles (ya sabéis a lo que me refiero) se despego de su asiento incrustado en joyas y se dirigió a apagar la música reggae que mantenía la eudamonia (buen rollito) del lugar. Una vez pausada la música, todas las miradas se centraron en los atributos de Dios. Todos los Ángeles esperaban la respuesta que condenase a aquel insolente, que por motivos obvios pasara a llamarse Lucifer, pero la respuesta no llego. El envalentonado borracho empezó a caminar a trasquilones hacia su deudor. Ante el impacto de todos algunos Ángeles (igual de borrachos) decidieron escoltar los paso de Lucifer. Una vez llego al lado del trono sagrado este blandió la copa de vino de su señor y se la vertió en su enorme barba blanco. Mientras añadía con un hiriente tono sarcástico.
-¿pretendes, oh señor mío, mantenernos ebrios el resto de la eternidad sin mujeres?

Dios aparentaba haber consumido mas de lo normal. Y es curioso hasta que punto una sobredosis puede opacar los poderes y liderazgo de un dios. No respondió.

-¡Esto se merece la guerra!- Concluyo lucifer mientras daba media vuelta y se dirigía a chocar y presumir de su hazaña con sus compinches. Mientras desaparecía con un truco de magia barato junto con sus colegas.

De repente las pupilas de Dios consiguieron enfocar la situación. Se enderezo en su trono y se escurrió la barba recién empapada por el vino. La furia de Dios se hizo palpable, no solo en la cadena de insultos originales que solo un Dios puede lanzar, sino también en el brusco cambio medioambiental de la tarde que se había tornado en una oleada de rayos y relámpagos.

Es curioso observar que desde entonces, desde este conflicto que de forma plagiadora podemos denominar el conflicto original, todos los problemas y guerras han sido empezadas por causas idénticas o muy parecidas a estas. La soberbia y la falta de virilidad unida al rencor son las claves de una buena guerra.

Como era de preveer las copas de vino se cambiaron por lanzas recubiertas por papel de aluminio (que le otorgaban el brillo divino). Y en una batalla brutal, Ángeles de los dos bandos procedieron a defender sus valores. El tiempo se detuvo, los cadáveres de esos hombres fornidos se amontonaban por todas partes. La sangre de suelo se mezclaba con el vino vertido en pasadas fiestas. Finalmente, Dios y sus Ángeles ganaron.

Lucifer y sus Ángeles fueron despojados de su condición angélica y expulsados del reino de los cielos. La gravedad hizo el resto y tras 9 días de caída continua por fin llegaron a un sitio de tierra firme, el infierno.

El liderazgo de Lucifer llevo a este a reinar este insólito lugar. Lo primero que construyo para que fuese algo acogedor fue una ciudad. Esta ciudad paso a llamarse de una forma provocadora como La Ciudad del Pecado o Ciudad de Dite. Esta ciudad suplió las carencias del cielo. Y en poco menos de dos meses, se lleno de mujeres y se aprobó una constitución en la cual la masturbación y la libertad sexual eran considerose deberes nacionales.

Es precisamente de esta ciudad de la cual nuestra aldea brindo el modelo para ser construida. Sin embargo, no fue el modelo directo. Pues la ciudad de dite sirvió de inspiración para Sodoma, Gomorra, el vaticano y Las Vegas. Y es precisamente de todas estas de las cuales la aldea ha ingerido sus rasgos. Pero no por ello hay que olvidar el origen del origen. Que es como he dicho, la ciudad de Dite.

viernes, 2 de abril de 2010

Prologo

Dicen que en la espesura de ese pequeño monte, en la cercanía del gran pantano de los Encantados existe una pequeña aldea cuya característica mas importante no son precisamente la cultura y tradición inalterada por el paso de la civilización de la cercana y amenazante capital si no precisamente eso, la alteración que ha llevado a convertir en este lugar un espejo de la decadencia urbanita. Ya ocurrió una vez, allí por el desierto con Sodoma y Gomorra. Ciudades en las cuales la decadencia de los placeres se había apoderado de la conciencia colectiva y había convertido esos oasis en ciudades donde los neones parpadeantes permitían ubicar al viandante por que esquina estaba paseando.

En esta pequeña aldea, sin embargo, los neones pillaban un poco modernos (aun remontándose a milenios después), las mujeres y los hombres simplemente distorsionaban la naturaleza con delicadas piezas de lencería algo insinuadoras pues aunque situada en la montaña esta aldea brindaba de un tiempo especialmente calido y húmedo que le autorizaba a sus pecaminosos pueblerinos realizar ese ritual. Los ancianos de las aldeas circundantes denominaban por ello a este lugar El infierno humeante, nombre no muy rural y quizás algo marcado por la tendencia urbana de los románticos de hace dos siglos pero la realidad era así, nadie se libra de esa gigantesca ciudad.

La aldea poseía una magnifica fortaleza de esas que se plantean en las películas de Hollywood. Tenia de hecho todo lo apropiado para ser considerada una fortaleza propiamente Americana. Tenía un historial de muertes y violaciones inimaginables dentro de sus paredes. Todas los habitantes ricos provenientes de la city que buscaban un mundo bohemio para realizar sus actividades bohemias como escribir libros o pintar retratos inexpresivos acababan mutilados y colgados a modo de cuadro aristocrático en sus tapices ¿Y todo por que? Porque había un cementerio indio. Si, un cementerio indio en plena sierra norte de Madrid, pero los hechos son los hechos y lo que ocurría aquí era totalmente cierto. Pero no solo poseía estas maravillosas características si no que también en los bajos del castillo se extendía una lujosa cadena de pequeñas tiendas que vendían toda clase de material ilegal. Desde mujeres u hombres (se había introducido hace poco este objeto, todos sabemos como avanzan las degeneraciones de la ciudad) hasta sesiones de espiritualismo y magia negra. Una vez repasados los puestecillos hay que remarcar la importancia del asador (también situado en el castillo) donde se servían autenticas hamburguesas americanas, todo un lujo para los pueblerinos que veían en la fortaleza toda una seria de valores a los cuales encaminarse y entregarse.

Otro curioso y no menos satánico y desvirtuado lugar era la plaza del pueblo. Esta plaza se alejaba del ideal americano y se adentraba en el folclore de la España mas prostituida. A modo de descripción rápida solo habría que decir la onomatopeya: ¡Olé! Pero como no quiero caer en la simpleza de los urbanitas procederé a una exhaustiva descripción.

La plaza se herejía alrededor de un extraño manantial. Antaño este manantial había sido una hermosa poza donde los pueblerinos de este idílico lugar se limpiaban y realizaban alguna que otra actividad recreativa. Pero ahora, sobre ella se edificaba una especia de carpa (recordemos los circos americanos) de color blanco. La estética del lugar era horrible.
En toda plaza de pueblo (dado que si no, no es un pueblo) han de existir bancos, bancos que sirven de oídos sordos y de bocas mudas cuyo fin no es mas que el de mantener comunicado de los nuevos acontecimientos (ajenos o no) del mundo. En esta aldea, los bancos que recordaban demasiado a la condición rural del mismo habían sido camuflados en cabinas cerradas con formal oval donde cualquier persona podía desconectarse si antes pagaba un euro (pues era el requisito para abrir este extraño cacharro). Dentro de ellas se podían realizar cualquier tipo de actividad multimedia, desde la masturbación mediante vagina en lata hasta simplemente relajarse con una buena canción de flamenco andaluz.

En la lejanía de la plaza se edificaban formando un cuadrado pequeñas tiendas que tejían una trampa para cualquier extranjero. De cada una de ellas salían escupidas melodías de flamenco, todas estas formaban una orquesta descompasada y ruidosa que no hacia más que espantar a toda la fauna e incluso a la flora salvaje cercana.

Dentro de la plaza, asediada por tiendas, se encontraba el ayuntamiento. Este tenía mayor altura que las tiendas y se erigía de forma imponente siendo fácilmente localizable desde el resto de la aldea. Era un edificio sin ventanas y no muy decorado. Su única decoración era un pomposo mensaje que decía: El ilustrísimo ayuntamiento de la aldea le proclama señor de sus vicios, diviértase. Del extremo de la carpa donde residía el manantial y de los tejados se extendían unos cables donde colgaban farolillos que avisaban del estado permanente de fiesta de aquel lugar.

Por una de las bifurcaciones de la plaza otro edificio se enfrentaba al poder del ayuntamiento. ¿Y cual iba a ser este otro poder que se enfrenta al político? No era otro edificio que la iglesia. No obstante, esta parecía mermada, las pintadas ofensivas hacia una moralidad firme regida por la unidad familiar y honestidad dogmática se hacían frecuentes hasta llegar a la enorme puerta de madera de esta. El clímax de la ofensa se leía en la siguiente frase: DIOS NO SE SALVO POR SUS PECADOS SE SALVO POR NUESTROS PLACERES. Y en letra mas pequeña: God didn’t saved himself by our sins, God saved himself by our pleasures. Pues como he dicho antes, es importante mantener informados a los turistas. La iglesia sin duda parecía una autentico lugar maldito, las antaño coloridas y hermosas vidrieras que recogían escenas bíblicas ahora descoloridas y rotas dejaban ver el interior de aquella ruina.

He aquí una perfecta aldea donde depositar la incoherencia de los pensamientos de la humanidad. Una aldea donde el deber no existe ni en el ambiente político ni en el religioso, donde la política capitalista solo es una subordinada a la política individual y donde todo esta alimentado por una sociedad mayor representada por la capital. He aquí la realidad de un mundo basado en la idolatría en la búsqueda externa de la verdad, en la justificación rígida. He aquí mi ciudad y he aquí mi locura.